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Esta página nace con pretensiones de ser un escaparate donde se visualicen aspectos aún poco conocidos del legado histórico y cultural que a lo largo de los años fueron generando los marmolejeños y marmolejeñas que nos precedieron. Pretendo realizar ese intento de manera apasionada, pero también reflexiva, sumando un granito de arena más a la labor realizada, en los últimos años desde instituciones, asociaciones culturales, o por determinadas personas a iniciativa particular.

 

“El Lugar de Marmolejo”, nombre antiguo con el que se nos conoció desde la Edad Media y hasta épocas no muy distantes en el tiempo, dispondrá de tres secciones; la Historia propiamente dicha, los Personajes, y el Patrimonio Cultural y Etnográfico de nuestro pueblo; apartados que intentaré enriquecer no solo con mis aportaciones, sino también con las colaboraciones escritas y testimonios orales o gráficos de las personas estudiosas y apasionadas con nuestra historia y nuestra cultura. Esta página tendrá siempre las puertas abiertas para ellas.

Se trata, por tanto, de saldar una vieja deuda, ya que  hemos sido, con frecuencia, crueles con el legado heredado del pasado; dándole las espaldas a ese rico patrimonio transmitido por nuestros ancestros, los más lejanos y los más cercanos; de la  misma manera que fuimos olvidadizos con los personajes desaparecidos que supieron aportarnos valores y hábitos de comportamiento positivos en beneficio de toda la colectividad. Por ello es bueno reivindicar igualmente sus virtudes y su papel en nuestra historia local.

Despreciamos con frecuencia, muy a la ligera, lo creado con mimo y sabiduría por quienes nos precedieron, hasta el punto de que en menos de media centuria se borraron de la fisonomía cotidiana en la que nacimos y vivimos, lugares y edificios entrañables creados a lo largo de los años  y que tanto contribuyeron a mejorar y a dignificar la imagen de aquel “Lugar” del Bajo-medievo de aspecto aldeano y sencillo que anhelaba poder forjar algún día su propio destino sin la tutela de la vecina Andújar.

Ese legado arquitectónico que muchos conocimos en nuestra infancia reducido, hoy  día, a la  más mínima expresión, surgiría  de la capacidad 

Fotografía antigua del Balneario y Puente de Marmolejo

​creadora de una cualificada generación de maestros albañiles, carpinteros y herreros forjadores y del impulso económico, como no, de los sectores públicos, religiosos y privados de la localidad, encarnados en este caso, por Ayuntamiento, mecenas como los Condes de Villaverde y Eduardo León y Llerena, y  de comerciantes e industriales con cierta solvencia. Se trató, en definitiva, de una corriente regeneracionista cuyo propósito fue situar a Marmolejo en un nivel digno de pequeña ciudad  y que nos dejó su huella en un rico muestrario de inmuebles y espacios emblemáticos, a saber: Jardín Botánico del Balneario, plantado hacia 1883-84 por el jardinero del Jardín Botánico de Córdoba, Manuel Méndez Córdova;  la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Paz, remodelada en 1900 por el arquitecto provincial Justino Flores Llamas (1898-1900); el Gran Hotel Balneario de la Sociedad de Aguas Minero Medicinales, obra del arquitecto Lorenzo Gallego Llamas, inaugurado el 3 de mayo de 1923, y cuyas obras dirigiera el afamado maestro de obras, residente en Andújar, José Corbella Pené; o, como no, el nuevo edificio del Ayuntamiento, realizado por el arquitecto provincial Luis Berges Martínez, donde probablemente trabajara también “el maestro Corbella”, inaugurado los primeros días de septiembre de 1929 durante la alcaldía de Juan Luis Burlo Gónima.

Pero además de este patrimonio impulsado en el área urbana en esos años de máxima proyección nacional del Balneario, Marmolejo contó igualmente con un interesante patrimonio de casas solariegas del XVIII y del XIX, así como un número elevado de bellísimas caserías y un sin fin de pequeñas viviendas rurales esparcidas por su entorno geográfico, prácticamente desaparecidas, de las que sólo nos quedan ya escasas huellas fotográficas y alguna que otra ruina de aspecto romántico.

La acción creativa de mejora de aquel escenario vital quedaría complementada con una intensa actividad cultural y artística enriquecida con las aportaciones de numerosas personalidades políticas y culturales del país y de nuestro entorno más cercano, que pasaron  por aquí, año tras año, buscando los beneficios de nuestras aguas. Al tiempo brillaron como dinamizadores del panorama  cultural marmolejeño otros personajes de calado local como el escritor Antonio Alcalá Venceslada, el alfarero Francisco Vallejo, el farmacéutico Tomás Calero Arias; Julia Perales y su esposo Bartolomé Vizcaino, (propietarios de un dignísimo teatro), o el joven José Gutiérrez Alcalá desde su particular atalaya de republicano convencido en el diario local “El Independiente”.

 

Otra entidad, de carácter social, como “El Centro Instructivo Obrero, bajo la tutela doctrinal del maestro de primaria José Lorite Castor y el trabajador del campo Gaspar Casas Cano, fue en su día un lugar catalizador de los justos anhelos de la clase trabajadora local y  un claro referente de la cultura laica orientada hacia la formación de la clase jornalera a través de métodos pedagógicos innovadores dentro de la línea practicada por la  Institución Libre de Enseñanza.

 

Todo este conjunto de factores elevaron  de tal manera el cachet de Marmolejo, que no resultó difícil para nuestras autoridades locales mantener fluidas relaciones con el gobierno de la nación y algunas de sus élites culturales; amén de ocupar páginas y páginas en los noticiarios y revistas más importantes del país, dando cuenta de las bondades de nuestras aguas y de las visitas realizadas por numerosas personalidades de primer orden en cualesquiera de los ámbitos de la actividad humana nacional.

Ahora nos toca recuperar parte de todo ese legado para ponerlo a disposición de las generaciones futuras. Con ello no sólo rendiremos un digno homenaje a nuestros antepasados sino que al mismo tiempo afianzaremos  nuestras  propias   señas  de  identidad  colectivas,  para poder afrontar más sólidamente los retos del futuro.

Marmolejo a principios de siglo XX.

Mi agradecimiento, finalmente, a mi mujer Antonia Merino Jurado, sin cuyo apoyo y ayuda en la labor de búsqueda de tantos y tantos  documentos, sería harto difícil llevar a buen puerto este proyecto; al eficiente equipo de desinteresados/as colaboradores/as y amigos/as de quien iré dando cuenta en su momento, y, como no, al montoreño Pedro José Delgado Guerrero, estudioso del importante patrimonio histórico-artístico que encierra su Montoro del alma; diseñador y mantenedor de esta página, por el entusiasmo y admirable predisposición dispensada desde el primer momento.



Manuel Perales Solís
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